¡No más entretención!
En plena era de la inteligencia emocional, la publicista alemana arremete con una propuesta polémica: Eliminar la diversión del trabajo. Aunque suene paradójico, lo que ella quiere es mejorar la calidad de vida y la productividad.
En la agencia de publicidad de "Frau Mair", como es conocida en Alemania, el malhumor se tolera, la vida personal de los empleados no interesa y todos los funcionarios deben tratarse por sus apellidos. La regla de oro de esta compañía es: "Quien piensa que un buen empleo es sólo aquel donde resulta entretenido trabajar, está en la empresa equivocada".
Aparte de la agencia, Judith Mair creó la consultora Hello-Hello, pero fue a través de su libro "¡Basta de entretención!", publicado en 2002 (aún no traducido al español), que se hizo famosa.
Es best seller en Finlandia y Holanda, y apenas a un mes de su lanzamiento ya se imprimía la 2ª edición.
Más de 50 artículos publicados en diarios como The Guardian, Financial Times o The Sunday Telegraph dan cuenta del fenómeno. Desde entonces, esta ejecutiva alemana de 34 años ha liderado una revolución en contra de los métodos de gestión de personas más en boga, como la inteligencia emocional, la flexibilidad de horarios, el trabajo en equipo y las estructuras jerárquicas planas.
Ella señala que estas prácticas gerenciales, que prometen aumentar tanto la productividad como hacer el trabajo más gratificante, causan el efecto inverso. "Escondidas bajo un manto de seducción", dice, estas teorías están llevando a los empleados a aumentar su carga laboral y no necesariamente son más eficientes.
Las exigencias del mercado y la competencia presionan, cada vez más, por calidad y plazos más cortos. Eso significa que, por más que valore su tiempo libre, el empleado no tiene la opción de definir el momento de volver a casa. Con el horario flexible, dice, lo que determina el ritmo de trabajo no es el fin de la jornada, sino la meta.
"A primera vista, la promesa de más autonomía y libertad de un horario flexible parece buena. Pero la mayoría de estas prácticas oculta un método sutil de explotación. Es una trampa pérfida", señala Mair.
Al revés de lo que predican los defensores del trabajo en equipo, ella considera que el resultado de este tipo de dinámica no sale de lo común.
"En el intento de seleccionar las buenas ideas y perfeccionar las malas, se pierde tiempo y se llega a un objetivo mediocre", expresa la alemana. Por eso, en sus empresas, la toma de decisiones es centralizada: las tres socias definen la estrategia a seguir y distribuyen responsabilidades. Según ella, es necesario dar "forma y medida al trabajo" para optimizar el tiempo y los procesos.¿Eso no afecta la motivación de las personas? Su argumento es tajante: "Su mayor motivación es saber que, después de la jornada, tendrán tiempo para aprovechar la vida".
Cuando Mair predica que "nadie está obligado a entretenerse en la empresa", su intención es impedir que los empleados idealicen su trabajo y sí busquen ser felices en sus casas, no en la compañía.
En las oficinas de Mair, la jornada es de 9:00 a 17:30 y está prohibido llevar trabajo para la casa. Según ella, la tecnología, principalmente celulares y computadores, posibilita la invasión del trabajo en el ámbito privado, ya que mantiene a los funcionarios conectados y disponibles a toda hora.
Según su experiencia, con un horario determinado los empleados trabajan más concentrados, motivados y son más productivos."Empecé a aplicar estos principios hace 3 años y el resultado es que el nivel de estrés tanto en el trabajo como en casa ha disminuido", concluye la revolucionaria alemana.
"Es súper valioso que Mair meta el dedo en la llaga. Como ejercicio intelectual, es bueno cuestionar las teorías de gestión porque te ayuda a revisar lo que estás haciendo". Karin Becker, Gerenta de Cultura Corporativa Banco Security.
"La jornada laboral flexible ayuda a usar el tiempo de forma más cómoda, pero el precio a pagar son muchas más horas dedicadas al trabajo. Estoy de acuerdo con Mair en este sentido". Rafael del Río Donoso, Gerente General Syngenta S.A.
"Entre los ámbitos profesional y privado hay vasos comunicantes, porque la productividad depende de la emocionalidad. Nuestra cultura es muy distinta a esa que Mair plantea". Olga Pizarro, Directora Desarrollo U. del Desarrollo.
"Mair denuncia el intento de traer 'corazón y mente' a la empresa. Resulta que el individuo se involucra demasiado con el trabajo y en lugar de ser más productivo, sufre de estrés, ansiedad y sobrecarga". Pedro Bendassolli, editor GVExecutivo.
Beatriz Veloso Hirata, El Mercurio, 25 de junio de 2006
En la agencia de publicidad de "Frau Mair", como es conocida en Alemania, el malhumor se tolera, la vida personal de los empleados no interesa y todos los funcionarios deben tratarse por sus apellidos. La regla de oro de esta compañía es: "Quien piensa que un buen empleo es sólo aquel donde resulta entretenido trabajar, está en la empresa equivocada".
Aparte de la agencia, Judith Mair creó la consultora Hello-Hello, pero fue a través de su libro "¡Basta de entretención!", publicado en 2002 (aún no traducido al español), que se hizo famosa.
Es best seller en Finlandia y Holanda, y apenas a un mes de su lanzamiento ya se imprimía la 2ª edición.
Más de 50 artículos publicados en diarios como The Guardian, Financial Times o The Sunday Telegraph dan cuenta del fenómeno. Desde entonces, esta ejecutiva alemana de 34 años ha liderado una revolución en contra de los métodos de gestión de personas más en boga, como la inteligencia emocional, la flexibilidad de horarios, el trabajo en equipo y las estructuras jerárquicas planas.
Ella señala que estas prácticas gerenciales, que prometen aumentar tanto la productividad como hacer el trabajo más gratificante, causan el efecto inverso. "Escondidas bajo un manto de seducción", dice, estas teorías están llevando a los empleados a aumentar su carga laboral y no necesariamente son más eficientes.
Las exigencias del mercado y la competencia presionan, cada vez más, por calidad y plazos más cortos. Eso significa que, por más que valore su tiempo libre, el empleado no tiene la opción de definir el momento de volver a casa. Con el horario flexible, dice, lo que determina el ritmo de trabajo no es el fin de la jornada, sino la meta.
"A primera vista, la promesa de más autonomía y libertad de un horario flexible parece buena. Pero la mayoría de estas prácticas oculta un método sutil de explotación. Es una trampa pérfida", señala Mair.
Al revés de lo que predican los defensores del trabajo en equipo, ella considera que el resultado de este tipo de dinámica no sale de lo común.
"En el intento de seleccionar las buenas ideas y perfeccionar las malas, se pierde tiempo y se llega a un objetivo mediocre", expresa la alemana. Por eso, en sus empresas, la toma de decisiones es centralizada: las tres socias definen la estrategia a seguir y distribuyen responsabilidades. Según ella, es necesario dar "forma y medida al trabajo" para optimizar el tiempo y los procesos.¿Eso no afecta la motivación de las personas? Su argumento es tajante: "Su mayor motivación es saber que, después de la jornada, tendrán tiempo para aprovechar la vida".
Cuando Mair predica que "nadie está obligado a entretenerse en la empresa", su intención es impedir que los empleados idealicen su trabajo y sí busquen ser felices en sus casas, no en la compañía.
En las oficinas de Mair, la jornada es de 9:00 a 17:30 y está prohibido llevar trabajo para la casa. Según ella, la tecnología, principalmente celulares y computadores, posibilita la invasión del trabajo en el ámbito privado, ya que mantiene a los funcionarios conectados y disponibles a toda hora.
Según su experiencia, con un horario determinado los empleados trabajan más concentrados, motivados y son más productivos."Empecé a aplicar estos principios hace 3 años y el resultado es que el nivel de estrés tanto en el trabajo como en casa ha disminuido", concluye la revolucionaria alemana.
Casos
"Es súper valioso que Mair meta el dedo en la llaga. Como ejercicio intelectual, es bueno cuestionar las teorías de gestión porque te ayuda a revisar lo que estás haciendo". Karin Becker, Gerenta de Cultura Corporativa Banco Security.
"La jornada laboral flexible ayuda a usar el tiempo de forma más cómoda, pero el precio a pagar son muchas más horas dedicadas al trabajo. Estoy de acuerdo con Mair en este sentido". Rafael del Río Donoso, Gerente General Syngenta S.A.
"Entre los ámbitos profesional y privado hay vasos comunicantes, porque la productividad depende de la emocionalidad. Nuestra cultura es muy distinta a esa que Mair plantea". Olga Pizarro, Directora Desarrollo U. del Desarrollo.
"Mair denuncia el intento de traer 'corazón y mente' a la empresa. Resulta que el individuo se involucra demasiado con el trabajo y en lugar de ser más productivo, sufre de estrés, ansiedad y sobrecarga". Pedro Bendassolli, editor GVExecutivo.
Beatriz Veloso Hirata, El Mercurio, 25 de junio de 2006