El Huevo Cósmico
La tecnología, en la forma de teléfonos celulares; computadoras; agendas electrónicas; etc.; está cambiando la manera en que vivimos (o hacemos las cosas). Y está sucediendo en casi todo el “mundo civilizado” (dejo a su criterio la definición necesaria de esto último), mucho más rápido que la mayor velocidad imaginable.
Esto no sólo lo vivimos de cerca los que tenemos acceso directo a dichos adelantos, si no también, quienes se ven “afectados” o “involucrados” tangencialmente por ellos, aunque debo decir que –lamentablemente- todavía mucha gente queda al margen de ellos por distintas razones que veremos en otro artículo de este blog muy pronto, espero.
Más allá de los aspectos positivos o negativos que la nueva tecnología ha brindado a nuestras vidas, es innegable y definitivo que las cosas ya no son como solían ser.
Las tecnologías de comunicaciones, han ayudado a acceder muy rápido a la información; ahorrar tiempo en casi todas las actividades (cuando es bien utilizada); es más fácil ubicar a las personas (cuidado es sí con: http://liderazgoygestion.blogspot.com/2006/05/ubicuidad-instantnea.html) y solucionar todos los problemas que plantea la vida diaria.
La tecnología, empleada con inteligencia, nos puede proporcionar mucho bienestar. Definitivamente.
Cada vez con más frecuencia, percibimos que la vida no es igual que hace 1; 2 ó 3 años. Desde que abrimos el refrigerador en la mañana; encendemos la computadora en la oficina; hasta que recibimos la última llamada al móvil por la noche; estamos incorporando cada vez más elementos tecnológicos a nuestro quehacer cotidiano.
La gente se pregunta: ¿cómo podía vivir hace unos años sin todo esto?, ¿Cómo se hacían antes las cosas?, ¿Cómo me enteraba antes de Google o Yahoo? (para que mencionar a los estudiantes, víctimas del “copy & paste”. De la Internet, directo al “entregable” en la escuela).
"Amar las personas y usar la tecnología", parece ser la consigna (y en ese orden). La tecnología todavía es una herramienta de trabajo, un medio para lograr un fin: El bienestar de las personas.
El “Huevo Cósmico”
En el “mundo corporativo”, ya vivimos rehenes del correo electrónico, preocupados del teléfono celular, de revisar las suscripciones de Internet, etc.
En el hogar, ocupamos equipamiento electrónico para pelar papas; sellar al vacío; hacer jugo; lavar la ropa; evitar el polvo; etc.
El tiempo libre “prometido” por la tecnología lo gastamos en “atender” dicha tecnología (hace 40 ó 50 años, los “futurólogos” creían que el hombre tendría tanto tiempo libre, producto de los beneficios del uso de la tecnología, que prácticamente mutaría su forma física).
Hoy, todavía somos nosotros los que “controlamos” la tecnología, a pesar de que ésta se encuentra absolutamente incrustada en nuestra existencia.
Viviremos envueltos en la telaraña digital. Cómo una cárcel de información.
Pero llegará un día en que la tecnología tendrá tal nivel de ingerencia o influencia en nuestras vidas, que comenzará a tomar decisiones por nosotros.
Cada vez será menos claro que “siempre vayamos a necesitar gente”.
Se cumplirán las visiones proféticas de famosas películas de ciencia ficción (que ya no será tal) como “Terminator”; “The Matrix”; etc.
La tecnología pasará a tomar el control de las situaciones y la vida de las personas.
Serán las personas las que estarán incrustadas en la tecnología y no al revés (como lo es hoy).
A esas alturas, será tal el nivel de contaminación y polución a nivel mundial, provocado por el abuso de distintas tecnologías, que el colapso será total.
La única solución posible será la completa destrucción de nuestro medio (como lo conocemos hoy), para dar forma a un nuevo mundo.
En efecto. Tal como la eclosión(1) de un huevo, deberemos destruir nuestro mundo para concedernos la posibilidad de uno nuevo. Sin la posibilidad de volver a tener la verdad que conocemos hoy.
(1) Aparición o manifestación súbita de un elemento o sistema, a partir de la destrucción de otro.